martes, 5 de enero de 2016

EGO

 
El otro día en una charla de esas que imploran vuelos y caídas mecidas, intervino la palabra ego como si nos interrumpiera. Fernando Pessoa cuando habla de ¨la distancia entre mi y mi presencia¨ creo que está hablando de ego. El primer ¨mi¨, es una especie de ¨desexistencia¨. Como una cosa que se genera por las mismas ganas de conceptualizar la existencia (es decir, la persona o el espíritu sin arraigos). ¨Mi presencia¨ en cambio es el ego. El yo, frente a absolutamente toda la adversidad. Abarcando desde posiciones frente a personas, culturas absorbidas, culturas desobedecidas, etc. La construcción de esa presencia es el ego. El ego existe porque se da la interacción. Sin el individuo actuando sobre y por la sociedad, no existiría ninguna forma de proyectar ninguna ¨personalidad¨ por sobre otra o en congruencia con otra. Quizás por esta ultima opción se desarrolla lo que se denomina ¨empatía¨. Algunos espiritualistas insisten en que es ¨el reconocimiento mutuo de un alma con otra¨. Por algún motivo, la charla que amablemente abrimos junto a mis amigos, se había desarrollado o al menos estructurado en base a una suerte de oposición entre ¨ego¨ y ¨empatía¨. Desde ya, no se si por un hecho de distracción o qué, pero lo terminé notando cuando las palabras habían sido como mínimo, numerosas. Sin duda el término empatía es mucho mas romántico que ego. Si se quiere cualquiera de las posibilidades de la -patía (simpatía, apatía, empatía) tienen una carga sentimental que como un cúmulo de energía generada, se descarga o se contrae cuando uno se relaciona con otra persona. El ego bien sabemos que viene de la psicología como la creación del ¨yo¨. Es un término casi científico e inocultable. La relación termina siendo casi forzosa. ¿El ego termina cediendo cuando se produce el fenómeno de la empatía, o es la aceptación de otro ego lo que la genera? Cualquiera de las dos posibilidades sería una forma de estructuralizar comportamientos sociales. Es decir, otra pregunta sugerente como una analogía podría ser cambiar la palabra empatía por: amor, arte, dios. Estos conceptos en su concepción no pueden ser detectados mas sino, por la persona (subjetividad plena) que esta reconociendo el comportamiento como tal. Desde ya, estos comportamientos son complementos culturales que determinan si se quiere (en algunos casos) la forma de pensar, por ejemplo. Entonces el ego, que es el constructor de las posibilidades de una persona, determina cuando y en qué momento se va a desarrollar la empatía, el amor y dios. A veces intervenido por distintas capas de la conciencia (subconciente por ejemplo), pero siempre generadas a partir de la construcción de la percepción a lo largo de la vida de una persona.

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