viernes, 11 de diciembre de 2015

En el trabajo

 
Entiendo que esta gente, domina todo tipo de posibilidades ante lo obvio. Ob, único; vio, vía. A estas personas por lo general les encanta mantenerse con un margen de seguridad donde puedan sobreexpresar su soltura. En algunos casos demostrada por la viveza, otras por la superioridad respecto de determinados temas en los que generalmente se prioriza lo material. Es allí donde se establece un vinculo de jerarquías (no por eso autoritarias, pero si siempre, demostrativas) que por medio de una subordinación simbólica, se justifica la posibilidad de entender códigos de humillaciones ¨amenas¨. Estas relaciones tienen como principal arma las pertenencias o las ambiciones que podrían llevar a esa pertenencia. Gentes de este trabajo. La repetición de léxico construido, pronunciados por preguntas y respuestas de consumo. Nada construye. Todo pasa y pasa. Es como si realmente su estadio inalterado y seriado fuera un proyecto fundado en las posibilidades que nos ofrecen culturalmente las pantallas, el marketing, el consumo y por sobre todas las cosas el capitalismo salvaje. Nada opera en contra de eso. Entender los momentos como únicos e irreproducibles sin darle magnitud por su fuerza externa explicada y explicitada, sino desde la sensación misma, efímera, quieta, pero heterea, espiritual...
Es de la forma que por lo menos construyo los asombros, los estremecimientos, que naturalmente y personalmente los busco todo el tiempo.  
 

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