martes, 26 de marzo de 2019

Onetti II


Vi la vergüenza en mi cara mientras me afeitaba y me ponía una corbata; la llevé conmigo al bajar la escalera, dejé que se gastara frente a la cara del portero que me retuvo para conversar de una cañería rota. Después caminé con lentitud por la cuadra tibia, bulliciosa, donde aún no habían encendido las luces. Entré en el Petit Electra en el momento en que los muchachos volvían del fútbol y las carreras, del paseo con la novia , y se agrupaban en el café, lacónicos, gastado el domingo desilusionante, uniendo los hombros para ayudarse a soportar la visión de la mañana del lunes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un día

Todos los días a la misma hora estornudo en el trabajo Me acuerdo, del estornudo de ayer y su repetición Pienso si esta patología me despi...