domingo, 17 de abril de 2016

MUJERAS


Las mujeres que han quedado impune en mi cabeza, esperando ese juicio de verdad nunca rebelado, andan siempre caminando algunos pasos hasta volverse y recomponerse ciclicamente en la espera. La espera ante mí sería imponer mi ego ante la posibilidad de sus acciones. Ésta es mas bien, la espera ante la oportunidad no buscada. Siempre mi personalidad o mis inquietudes fueron corrompidas por la falta de coraje se podría decir. Coraje no es una palabra en la cual disfrute de su representación, pero como una excusa ante mis actos termina concretando un acto de conformismo. Esas mujeres a veces pasean. Cuando bailan y me llaman, son tan absurdas como hermosas y entonces ya mi impaciencia es naturaleza. Quiero no tener que terminar nada, quiero desear esos impulsos reprimidos, quiero respetar a lo apto pero purgando siempre una dosis de energía que casi siempre es recibida. La imposibilidad es la que mas sueños me trae. Desde ese lugar siempre disfrute los roces que erizan y las miradas que desvanecen; los calores de las cercanías mas lejanas y las torpezas léxicas; lo que se transita a ritmos muy lentos porque se valora cada segundo como un instante pleno y constante... Esta nostalgia tan próxima a cualquier momento, que goza sobre mí ante la espera de ellas.

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