(...)
"Desde este punto de vista, todos llegaron a vivir la ley de la peste, más eficaz cuanto más
mediocre. Ni uno entre nosotros tenía grandes sentimientos. Pero todos experimentaban
sentimientos monótonos. "Ya es hora de que esto termine", decían, porque en tiempo de
peste es normal buscar el fin del sufrimiento colectivo y porque, de hecho, deseaban que
terminase. Pero todo se decía sin el ardor ni la actitud de los primeros tiempos, se decía
sólo con las pocas razones que nos quedaban todavía claras y que eran muy pobres. Al
grande y furioso impulso de las primeras semanas había sucedido un decaimiento que
hubiera sido erróneo tomar por resignación, pero que no dejaba de ser una especie de
consentimiento provisional.
Nuestros conciudadanos se habían puesto al compás de la peste, se habían adaptado, como
se dice, porque no había medio de hacer otra cosa. Todavía tenían la actitud que se tiene
ante la desgracia o el sufrimiento, pero ya no eran para ellos punzantes. El doctor Rieux
consideraba que, justamente, esto era un desastre, porque el hábito de la desesperación es
peor que la desesperación misma. Antes, los separados no eran tan infelices porque en su
sufrimiento había un fuego que ahora ya se había extinguido. En el presente, se les veía en
las esquinas, en los cafés o en casa de los amigos, plácidos y distraídos, con miradas tan
llenas de tedio que, por culpa de ellos, toda la ciudad parecía una sala de espera. Los que
tenían un oficio cumplían con él en el estilo mismo de la peste: meticulosamente y sin
brillo. Todo el mundo era modesto. Por primera vez los separados hablaban del ausente sin
escrúpulos, no tenían inconvenientes en emplear el lenguaje de todos, en considerar su
separación enfocándola como a las estadísticas de la epidemia. Hasta allí habían hurtado
furiosamente su sufrimiento a la desgracia colectiva, pero ahora aceptaban la confusión.
Sin memoria y sin esperanza, vivían instalados en el presente. A decir verdad, todo se
volvía presente. La peste había quitado a todos la posibilidad de amor e incluso de amistad.
Pues el amor exige un poco de porvenir y para nosotros no había ya más que instantes."
(...)
sábado, 21 de octubre de 2017
viernes, 20 de octubre de 2017
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